Barcelona y Tarragona ofrecen ventajas distintivas. La economía de Barcelona prospera gracias a las finanzas, la biotecnología y un sólido sector digital, promoviendo un ambiente cosmopolita vibrante. Su infraestructura conecta a los propietarios con aeropuertos internacionales, puertos deportivos de lujo y restaurantes con estrellas Michelin.
Tarragona seduce con su exclusividad relajada, playas de bandera azul y las tranquilas regiones vinícolas de Priorat o Penedès. Juntos, estos mercados garantizan una resiliencia excepcional para la inversión, convirtiendo a Cataluña en un imán para compradores interesados en construir un legado.