El mercado se caracteriza por un inventario limitado y un interés nacional e internacional mesurado. En los últimos años ha crecido la demanda de fincas privadas y viviendas renovadas por arquitectos, lo que se traduce en una valorización constante. Las operaciones suelen ser ágiles, especialmente en propiedades singulares y con diseño propio, atrayendo a quienes buscan carácter y potencial de inversión.
La zona atrae a compradores de alto poder adquisitivo que valoran la discreción, la autenticidad y la fusión de historia y confort moderno. Su baja densidad de población garantiza privacidad, y las quintas restauradas, con grandes terrenos, son ideales para hípica, olivares o viñedos. Las villas modernas de líneas puras y espacios abiertos captan la atención de quienes priorizan diseño y sostenibilidad. Invertir aquí significa disfrutar del atractivo de un entorno natural inalterado, con mejoras continuas en infraestructuras. Las viviendas de lujo sirven como refugio familiar y opciones de alquiler rentable. Los artesanos locales aportan acabados a medida, lo que otorga carácter difícil de encontrar en zonas más desarrolladas. El valor se sostiene por la oferta limitada y el interés creciente por el lujo rural. Muchas operaciones se cierran con el apoyo de asesores legales expertos en transacciones internacionales y fiscales, asegurando integración en la comunidad.
La selección abarca refugios en lo alto de las colinas con piscinas infinity y casas de campo renovadas con interiores contemporáneos. Cada propiedad es elegida por su importancia arquitectónica, procedencia y aptitud para la vida sofisticada o la inversión.