Las mejores zonas se centran en el centro histórico, conocido por sus mansiones de piedra con encanto, y en las afueras verdes, donde las fincas presumen de vistas a la sierra de Tramuntana. Las propiedades combinan construcción mallorquina tradicional con intervenciones modernas, logrando un equilibrio de lujo y autenticidad. Las ubicaciones clave ofrecen privacidad, espacios exteriores y cercanía a mercados y centros culturales; la oferta es más escasa que en otras zonas cercanas.
El municipio ofrece una rara combinación de privacidad y conexión, con elegantes viviendas rodeadas de viñedos y olivares. Conviven casas tradicionales de pueblo y grandes fincas, atrayendo a compradores exigentes que valoran el carácter discreto y la tradición artesanal del lugar. El interés internacional es notable, sobre todo entre quienes buscan una inversión estilo de vida cerca de las comodidades de Palma.
El mercado se orienta hacia casas históricas y construcciones contemporáneas hechas a medida. El proceso de compra es transparente, aunque se recomienda una revisión cuidadosa –especialmente en cuanto a límites de propiedad e historial de reformas si el inmueble es protegido–. Un asesor cualificado facilita la negociación y el cumplimiento normativo, tanto para residentes como para compradores internacionales.
El alquiler vacacional atrae a quienes buscan la experiencia mallorquina en un entorno elegante. La demanda se intensifica en primavera y verano, sobre todo para fincas con piscina y jardines maduros. Los propietarios disfrutan de un óptimo flujo estacional y la reputación del municipio como enclave de tranquilidad y autenticidad, ideal para alquileres de lujo discreto.