Destacan las zonas elevadas cerca de la playa de Cala Romantica y las fincas rurales en las afueras de Manacor. Predomina el desarrollo discreto y de baja densidad, acorde con la normativa de conservación. La cercanía a puertos deportivos, campos de golf y las facilidades de Palma incrementa el atractivo. Propietarios belgas, alemanes y escandinavos consolidan el perfil internacional del mercado.
La zona es ideal tanto para residencia a largo plazo como para inversión. El comprador puede elegir entre viviendas centenarias restauradas, villas modernas con piscina infinity o apartamentos boutique en urbanizaciones cerradas. Las perspectivas de inversión son estables, sustentadas por la demanda continua de viviendas vacacionales y residentes selectos. Los constructores locales aplican criterios sostenibles preservando el carácter mallorquín.
El proceso suele implicar un acuerdo de reserva, contrato privado y formalización notarial. Los compradores internacionales cuentan con un marco jurídico y registral claro. Contar con el asesoramiento de expertos legales e inmobiliarios es esencial para optimizar la operación, revisar la documentación y gestionar los costes asociados.
Los propietarios interesados en el alquiler turístico hallan demanda constante, especialmente de abril a octubre. La licencia es obligatoria y el mercado valora viviendas amuebladas de calidad, con piscina y vistas al mar. Empresas gestoras especializadas facilitan los trámites y garantizan buen mantenimiento y selección de huéspedes.